La selección española de balonmano ha accedido como primera de grupo a la segunda fase del campeonato de Europa que se disputa en Austria. Lo hace tras empatar a 24 goles frente a Francia, el favorito en las quinielas. El equipo de Valero Rivera ha demostrado su competitividad superando una renta desfavorable de 6 tantos (18-12) producida en un flojo comienzo de la segunda parte a la que se llegó con empate a 10. Con el marcador a favor y a falta de 45 segundos, Malmagro perdió el balón que significaba la moralizante victoria y los franceses demostraron saber moverse en este tipo de situaciones.
Con un Joseja Hombrados magnífico y sin recambio en la portería, en la primera parte la cuenta goleadora fue cosa de Juanín y Aguinagalde. Cuando la causa parecía perdida a mitad del segundo periodo, Alberto Enterríos sacó a relucir su potencia en el disparo para tirar del equipo, un aspecto en el que se había mantenido errante el resto del duelo. La nota negativa la puso Iker Romero, veterano de la selección que sigue contando con la confianza de Rivera, pero cuyas actuaciones cada vez dejan más que desear. Apunto estuvo de maquillar su actuación con el lanzamiento un golpe franco con el reloj parado. Un palmo separó el balón del larguero, pero quizá Iker, o más bien Rivera, debería ir pensando en dejar el sitio a jóvenes con proyección, al menos en ataque.
Foto: elmundo.es
Sus acciones no suponen ningún peligro para el contrario, sigue el criterio del empuje y a pesar de su corpulencia son movimientos previsibles, cuya verticalidad facilita mucho su defensa. Puede aportar intensidad en defensa, pero sus intentos de corte fallidos y sus tardías reacciones han costado un número considerable de goles en contra. No se ve una selección sólida como otros campeonatos, pero sí una clara mejoría con respecto a los últimos. Seguiremos atentos y esperanzados.
Con un Joseja Hombrados magnífico y sin recambio en la portería, en la primera parte la cuenta goleadora fue cosa de Juanín y Aguinagalde. Cuando la causa parecía perdida a mitad del segundo periodo, Alberto Enterríos sacó a relucir su potencia en el disparo para tirar del equipo, un aspecto en el que se había mantenido errante el resto del duelo. La nota negativa la puso Iker Romero, veterano de la selección que sigue contando con la confianza de Rivera, pero cuyas actuaciones cada vez dejan más que desear. Apunto estuvo de maquillar su actuación con el lanzamiento un golpe franco con el reloj parado. Un palmo separó el balón del larguero, pero quizá Iker, o más bien Rivera, debería ir pensando en dejar el sitio a jóvenes con proyección, al menos en ataque.
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Sus acciones no suponen ningún peligro para el contrario, sigue el criterio del empuje y a pesar de su corpulencia son movimientos previsibles, cuya verticalidad facilita mucho su defensa. Puede aportar intensidad en defensa, pero sus intentos de corte fallidos y sus tardías reacciones han costado un número considerable de goles en contra. No se ve una selección sólida como otros campeonatos, pero sí una clara mejoría con respecto a los últimos. Seguiremos atentos y esperanzados.
